Punto de inflexión histórico. Los bancos centrales extranjeros ya poseen más oro que bonos del Tesoro de EE. UU., por primera vez desde 1996.
Lección de los 70. Si pensamos que esta racha compradora se agota, conviene mirar lo que ocurrió en la década de 1970.
Reequilibrio en marcha. Todo apunta al mayor reacomodo global de reservas de las últimas décadas.
No es ruido, es estrategia. No hablamos de una oscilación pasajera, sino de un giro con implicaciones profundas para la política monetaria y el futuro del dinero fiduciario.
Conclusiones para inversores y asesores:
- Señal institucional clara. Al acumular oro a este ritmo, los bancos centrales revalidan al metal como activo de reserva estratégico y refugio ante incertidumbre, inflación y tensiones geopolíticas.
- Desdolarización gradual. Es un paso firme hacia diversificar reservas fuera del USD; en un sistema más multipolar, el oro se perfila como pilar de la nueva arquitectura monetaria.
- Oportunidad profesional. Especializarse en metales preciosos puede ser un upgrade de carrera: la demanda institucional puede arrastrar a inversores privados y corporativos, creando un nicho de alto valor.
Lectura del gráfico. No solo resume el pasado: muestra que los bancos centrales están reequilibrando decididamente sus carteras.
Pregunta abierta. ¿Están los inversores preparados para esta nueva realidad?