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Oro y S&P 500: qué cambia cuando amplías el horizonte

27 de agosto de 2025 por
Oro y S&P 500: qué cambia cuando amplías el horizonte
AVANZARA INVERSIONES


Menos probabilidad de pérdidas a plazos largos. Al extender la ventana de inversión —de un mes a un año— la chance de obtener retornos negativos se reduce tanto en el oro como en el S&P 500.

Riesgo a la baja más “controlado” en el oro. Aun así, el gráfico indica que la frecuencia de resultados negativos en el oro se mueve en un intervalo mucho más estrecho que en el S&P 500.

Diversificación real por baja correlación. El oro mantiene una correlación reducida con la renta variable (S&P 500), lo que lo convierte en un componente eficaz para equilibrar carteras.

Amortiguador en caídas fuertes. Cuando las acciones sufren descensos bruscos, el oro puede sostener su precio o incluso subir, actuando como una especie de póliza de seguro dentro del portafolio.

No es solo “activo de pánico”. Encerrar al oro únicamente como termómetro de estrés o como la simple contracara del riesgo se queda corto: su comportamiento es más rico y matizado.

Poder adquisitivo a largo plazo. Desde comienzos de los 2000, incluso quienes entraron en momentos poco favorables habrían superado la inflación al cabo de una década.

Resiliencia estructural. Esa capacidad de ofrecer rendimientos reales positivos, aun en entornos complicados, subraya su solidez y su valor estratégico en el largo plazo.

Tiempo como aliado. Mantener una posición en oro durante un periodo suficientemente amplio puede convertir incluso el “peor momento de compra” en una asignación con atractivo potencial.