La historia “rima”. El gráfico sugiere que en décadas claramente alcistas —como los años 70 y los 2000— la rentabilidad acumulada de activos como el oro y la plata superó ampliamente lo observado en lo que llevamos de 2020. Eso apunta a que el ciclo actual aún estaría en sus compases iniciales.
Etapa temprana del ciclo. El avance total del oro en los 2020 (116,70%) representa solo una parte de lo logrado en los 70 (2.258,76%) y en los 2000 (555,20%). Si el patrón histórico volviera a repetirse, lo más intenso del movimiento podría estar todavía por delante.
Potencial de la plata. En anteriores décadas alcistas, la plata tendió a batir al oro: en los 70 superó el 2.600% de rendimiento. En el ciclo vigente, sus retornos siguen muy por debajo de aquellos máximos, lo que deja entrever un margen de crecimiento considerable.
Aceleración en la segunda mitad. Las subidas más pronunciadas de esas décadas se concentraron en sus segundas mitades. En los 2000, por ejemplo, la plata registró una CAGR de dos dígitos en ese tramo, reforzando la idea de que los próximos años podrían ser especialmente dinámicos para ambos metales.
Dato llamativo. Una CAGR del oro del 56,25% está al alcance de muy pocos.
Escasez relativa. A grandes rasgos, habría “una moneda de oro de 1 oz por cada habitante del planeta”.
Conclusión práctica. Valorar la acumulación de monedas de oro hoy podría convertirse en una decisión estratégica: si en algún momento disminuye la emisión, quienes las conserven podrían tener entre manos un verdadero tesoro.