La plata física combina estabilidad con potencial. Ofrece la seguridad de un activo tangible que ayuda a cubrir inflación y devaluaciones, mientras su uso industrial la vincula al crecimiento de la economía mundial. Para un inversor tradicional, la plata no solo diversifica, también permite aprovechar episodios de aversión al riesgo y fases de expansión.
Mirando la tabla adjunta.
𝗥𝗲𝗻𝗱𝗶𝗺𝗶𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗵𝗶𝘀𝘁ó𝗿𝗶𝗰𝗼 𝘆 𝗱𝗶𝘃𝗲𝗿𝘀𝗶𝗳𝗶𝗰𝗮𝗰𝗶ó𝗻. El gráfico indica que la plata ha mantenido un rendimiento anualizado positivo durante períodos prolongados, con solo dos excepciones en 2011 (abril y agosto). Esos dos meses equivalen al 0,67% del total; dicho de otro modo, ¡en cómputo anual la plata fue positiva el 99,33% del último siglo!
Este comportamiento respalda su capacidad para preservar y hacer crecer el capital a largo plazo. Al tener baja correlación con activos como acciones y bonos, actúa como excelente diversificador, ayudando a amortiguar pérdidas cuando los mercados bursátiles sufren.
A modo comparativo (CAGR = Tasa de Crecimiento Anual Compuesta):
- Plata (25 años): 8,7%.
- Oro (25 años): 10,2%.
- S&P 500 (25 años): 8%.
𝗗𝗼𝗯𝗹𝗲 𝗻𝗮𝘁𝘂𝗿𝗮𝗹𝗲𝘇𝗮: 𝗺𝗲𝘁𝗮𝗹 𝗽𝗿𝗲𝗰𝗶𝗼𝘀𝗼 𝘆 𝗶𝗻𝗱𝘂𝘀𝘁𝗿𝗶𝗮𝗹. A diferencia del oro —más asociado al refugio e inversión—, la plata cumple un doble rol: alrededor del 50% de su demanda anual proviene de usos industriales. Es clave en energía solar (fotovoltaica), electrónica (móviles, ordenadores) y aplicaciones médicas. Por eso, su precio no depende solo del “miedo” macro, sino también del pulso del crecimiento y la innovación. Cuando la economía global se expande, la demanda y el precio de la plata pueden repuntar con fuerza.
Pregunta final. ¿Ya tienes plata física en tu cartera de inversión?